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El Modelo Básico

 

       La estructura base de la casa rural y tradicional Canaria en general no se diferencia mucho de las de otros pueblos, aunque sí presenta una serie de rasgos que le dan personalidad y permite distinguirlas de otras regiones. Algunas culturas tratan de conservar ejemplares o al menos trazas de la marca que distingue al poblado de origen. No así en Canarias, donde fue olvidado y borrado ese legado para dar paso de inmediato a métodos importados. Con estas nuevas referencias fueron estableciéndose en lo sucesivo los modelos y derivados que se hicieron tradicionales.

      Se mantuvo algún tiempo algunas técnicas comunes a todo pueblo antiguo, en la forma de utilizar materiales y construir la casa habitación básica, como por ejemplo, los muros de piedra seca o la techumbre de lajas sobre palos, que llegó a conservarse hasta no hace mucho tiempo en lugares, como en Fuerteventura. Quizás la planta habitacional de la casa cueva fue lo que más se parecía al interior de las construcciones primitivas.

          Pero el modelo de casa típica se estandarizó en los primeros siglos de su entrada en el mundo civilizado, al irse adaptando a las necesidades propias de los lugareños y costumbres sencillas del medio rural. La diferencia de estilo estándar que iba surgiendo no dependía sólo del lugar geográfico y el material disponible, sino del límite que marca el rango económico o de poder del propietario y evolutivamente el momento histórico en que ha ido incorporándose a la deseada civilización  industrializada. La diversidad de climas de las islas al principio si influyó bastante en la variedad de tipos, como la forma de orientar sus módulos y la forma de cubrirlos, por ejemplo.

      En general no estoy de acuerdo con esa tendencia a buscar pretextos para enarbolar un sello exclusivo de identidad, que tuviera la posibilidad de perdurar hasta hoy en el paisaje canario, pero sí lamento mucho, tanto yo como los amantes de la cultura, que las actuales necesidades no hubieran sido conducidas a buscar una adaptación razonable y preservar determinadas señales que, no sólo hubieran mantenido su peculiaridad, sino que hubieran ayudado a mantener la armonía con el paisaje en los campos canarios, evitando así desembocar en el caos destructivo con el que ahora contamos.

 

Centrándose en ese modelo al que me refiero, su aspecto nació, como en todas partes, de la necesidad de disponer de un lugar para refugiarse de la intemperie en los momentos desapacibles, almacenar y conservar los frutos o para proteger el ganado. No eran tiempos de pensar en añadir ningún elemento que hiciera la vida fácil y cómoda, ni de aislarse del mundo en su interior. No había oportunidades como ahora de intentar imitar la casa del señor de alto rango, que buscaba en ella una imagen de poder.

 

 

Módulo básico de casa tradicional.

Dibujo 1. Aspecto aproximado que presentaba la vivienda refugio.

 

Lo importante entonces era subsistir y como el clima era benigno, no se desarrollaron ideas para distribuir y adecuar los espacios interiores a servicios o labores que se pudieran realizar en el exterior. Lo fundamental era disponer de un lugar para refugiarse de noche, almacenar lo imprescindible y guarecerse de los rigores del tiempo. 

         Durante el día la vida se desarrollaba principalmente fuera, delante de la casa, en un espacio que con el tiempo iría transformándose en patio. No se concibe la vida rural en Canarias sin este espacio abierto, donde la familia pasa casi todo el tiempo, cuando no estuviera ocupándose de las faenas del campo o el mar, alejados del hogar. A lo sumo se añadían rústicas chozas para cocinar y almacenar la leña y los pocos utensilios que se requerían. Tampoco podían faltar los cobijos para animales, ya fuera en cuevas, corrales o rústicos establos.

      La construcción la determinaban los materiales que se podían obtener cerca del lugar donde se construía, generalmente piedra, tierra y madera.

      La estancia principal hacía de salón para todo, dormitorio, cuarto de labores, almacén, cocina y comedor. A veces el dormitorio principal era separado por una cortina o tabique. El resto se componía de alacenas, repisas, una mesa, taburetes, arcones, vasijas de cerámica para almacenar frutos, granos o leche; cestas, un posible poyete de piedras, un molino de piedra sobre un banco, aperos y algunos utensilios de labranza, pesca o ganadería. Podría haber un fogal en el suelo, pero mayormente se cocinaba en una choza independiente. Para despachar las necesidades fisiológicas bastaban unos matorrales cercanos, un muro o una elemental letrina. El aseo se improvisaba en cualquier lugar que permitiera una mínima intimidad, ya fuera dentro o fuera de la choza.

       

      El Dibujo 2  muestra la estampa de una casa rural de techo plano, que aislada o en pequeños caseríos debió ser la tónica general de nuestros paisajes. No necesitamos remontarnos a un pasado muy lejano para comprobar cómo las nuevas familias iniciaban su vida en habitáculos de este tipo.

Módulo básico de construcción con techo plano

        Para describir la diversidad de modelos que se fueron formando al evolucionar este tipo de módulo básico, podemos partir de estos dos ejemplos (dibujos 1 y 2), las dos variantes de la casa habitación, que debió sustituir a la choza primitiva e imponerse en los campos canarios.

 

      Consistía en una pieza única cuadrangular, más o menos amplia, construida a base de cuatro gruesos muros de piedra seca sin labrar, a veces piedras asentadas con argamasa de barro, de mayor tamaño en las esquinas. Cubierta plana o a dos aguas, techada con palos, cañas, ramas, tablas o astillas de tea, que sirven de sostén a unas lajas de piedra, paja o una mezcla de barro y paja, donde más tarde servía para asentar tejas rústicas tostadas al fuego. Según su amplitud la techumbre podría estar reforzada con un pilar de madera. Dispone de una sola puerta y a veces pequeñas aberturas de ventilación. El suelo podría ser de tierra apisonada, roca nivelada o un empedrado.

 

El modelo básico más común

          Generalmente el modelo básico anterior era ampliado y pronto fue transformándose en otro tipo de módulo básico, que a su vez derivará en diversas variantes, viviendas que necesitan ser ampliadas a medida que crece la familia y aumentan sus necesidades o bien se desarrollan a medida que aumentan las posibilidades de acometer mejoras. Con el tiempo este modelo se iría generalizando y haciéndose común en el medio rural. Forma un sólo cuerpo rectangular con dos o más habitaciones alineadas y accesorios aledaños.

Módulo básico ampliado con otra estancia.

Dibujo 3.

 

              En realidad se trata de un módulo básico de gruesas paredes al que se ha añadido otra habitación en línea, quedando incomunicadas por su interior, ya que generalmente se pretendía ampliar la casa arrimando simplemente tres paredes al primer módulo para dar forma a una nueva estancia con una abertura al exterior.

         En muchos casos y si lo permite al terreno se van añadiendo otras habitaciones para completar el tipo de casa lineal, de la que trata el próximo capítulo, compuesta de varias piezas adosadas en línea, a medida que van aumentando las necesidades de espacio.

          Este modelo básico es también una de las variantes que pueden encontrarse, dependiendo del uso que determina la distribución de sus estancias, pero en realidad se trata de una estructura de similares características, sin presentar grandes diferencias en su aspecto. La mayor diferencia está en que unas se cubren con techos inclinados, a una o dos aguas, predominantes en las islas occidentales y zonas de clima húmedo, y otras con techos planos o ligeramente inclinados, predominante sobre todo en las islas orientales y en las zonas más secas de sur y costa de las islas centrales. Se describen con más detalles en otros apartados.

Plano de ampliación de la casa habitación básica.
Dibujo 3 b.
Este dibujo de planta da idea de cómo primero se construye una pieza de cinco metros de largo por cuatro de ancho, con gruesos muros de piedra y barro sin enlucir por el exterior.  
        El espacio interior fue dividido por un tabique de tablas, que no alcanza el tejado, dejando un hueco de paso con cortinas para separar

el pequeño dormitorio del modesto salón destinado a diversos usos, como recibidor, dormitorio de los hijos, cuarto de labor, etc. Aunque todavía no es frecuente, en este caso tiene abierto un ventanillo para ventilación del dormitorio.

 

       La estancia construida más tarde se destinó a cocina comedor. Las dos habitaciones tienen salida al espacio exterior que hace de patio, una superficie irregular y desnivelada con firme de roca desnuda sobre el que fue levantada la casa. Otras construcciones cercanas o adosadas, se utilizaban como cochineras, gallineros y corrales de cabras. No dispone de otros servicios, por lo que se supone que sus habitantes cubrían sus necesidades en un tuneral cercano o bien al amparo de algún parapeto, murete, etc., según la costumbre de entonces.

     Invariablemente esa era la forma en la que se construía el hogar de un jornalero con escasos recursos, radicado en las medianías y ajeno a la necesidad de plantearse otras comodidades. Debió de mantenerse sin cambios notables durante bastante tiempo.

 

       Otra forma de distribuir el interior, muy presente en algunas zonas rurales o urbanas, era abrir la entrada principal por el centro del módulo básico, para acceder directamente a un recibidor estrecho, con puertas a uno o dos dormitorios laterales, más amplios y ventilados por ventanas. La cocina y otras piezas podrían estar detrás, independientes o bien comunicadas a través del recibidor y patio. Era una solución bastante presente en islas como La Palma.

Dibujo 4.

Variante del modelo anterior.

 

Dispone también de dos habitaciones, pero revela un aspecto más avanzado, donde son enlucidos parcialmente los muros y se comunican interiormente entre sí las dos estancias mediante un hueco sin puerta, abierto en el muro que las separa.

Ejemplo de módulo básico ampliado y mejorado con estancias anexas.

            Las diferencias con el modelo anterior fueron determinadas sobre todo por la función que se le daba. Los indicios de esta casa abandonada hacen suponer que fue levantada por un ganadero de la zona cumbrera, aislada en un cerro que domina su ámbito de pastoreo. Sus rasgos denotan una posición económica algo más desahogada y cierto gusto artístico. Como puede leerse en los materiales de sus paredes y como era habitual en otras casas de este tipo, pudo haber sido construida en dos fases. Empezaría siendo un salón amplio, de 6´80 por 4'5 metros cuadrados, dividido también en dos por una cortina, para separar el dormitorio, más pequeño, de la estancia multiuso. Posteriormente se añade una habitación de 4'5 por 3'5 m2, para trasladar allí el dormitorio principal, aprovechado también para recibidor. Con esta intención fue dotada de mobiliario de más calidad. Además de una cama de mayor porte y mesas de noche, dispone de sillas, una "cómoda", mesa de pata de cangrejo, reloj de pared, espejo y algún cuadro. Se arregla y se cuida con más esmero, y se muestra el gusto en la colcha de ganchillo y las cortinas. Se realza así el momento de recibir a una visita, al novio de la hija, celebrar un "vino" (acto previo al casamiento) o un duelo.

         Podría haberse aprovechado el hueco de una ventana existente para crear un paso sin puertas entre las dos estancias, salvando el desnivel del piso con dos escalones labrados en la misma roca, aunque el resto del suelo ya dispone de pavimento. El salón se usa ahora para dormitorio de los hijos, sala de estar, a veces comedor, para realizar labores, etc. Hay una mesa, sillas, cajas de madera y en un rincón una pila de destilar agua. Y se reemplaza la cortina por un tabique de tablas, para transformar el antiguo dormitorio en un cuarto de elaboración y almacenaje de quesos.

            Dentro del cuerpo principal no hay espacio para la cocina. Eso es lo acostumbrado, en caso de necesitar todo el espacio para manipular productos, comerciar y guardar la producción: casas de agricultores, ganaderos, comerciantes, artesanos, etc. Estos módulos básicos se limitan a una choza rústica de toscos muros de piedra seca, techo de barro u otros recursos naturales, sin puerta y separada de la casa. Puede ser habilitada aprovechando un resguardo natural o, como en este caso, arrimando las paredes a un promontorio de grandes rocas. Estas construcciones sólo son refugios para albergar el fogal y los cuatro cacharros de cocina imprescindibles. Los objetos de más valor, el molinillo de pared, por ejemplo, se guardan en la casa.

         Supone un avance dedicar un pequeño cuarto, de 2 por 1 m2, adosado a un muro lateral de la casa, para retrete o escusado. Contiene una letrina con un tablón agujereado sobre el murete de un pozo ciego, que se usa para recoger y reservar los desechos como abono en temporadas de plantación. Pero en este ejemplo una zanja que hace de desagüe vierte hacia una ladera. Por detrás de la casa hacia el estercolero.

Los alpendes

         En el campo cobraba una gran importancia los alpendes, alpendres o gañanías, por su abundancia.

      Pueden confundirse de lejos con los módulos básicos para vivienda. Se trata de construcciones sencillas con piedra vista y aunque la procedencia del término hace referencia a un recinto abierto y sostenido por columnas, parecido a las galerías, abunda también este tipo de chozas cerradas con una o más aberturas anchas, sobre todo en lugares fríos.

 

Dibujos 5 y 6.

Módulos básicos de alpendres en Canarias.

Dibujo 6.

          Otro modelo de gañanía, término que en alguna localidad ha derivado en "gallenía", con dos amplias aberturas a los lados de un muro central, a modo de columna. En ocasiones dispone sólo de gruesos troncos de madera. Estas construcciones suelen estar asociadas a otras construcciones, como pajares, estercoleros, eras de trillar, almacenes, etc.

           Su aspecto es siempre tosco y elemental y las aberturas variaban, según el clima, desde aberturas más angostas suficientes para el paso de animales, hasta pórticos, abiertos, como en este caso.

El modelo básico de casa cueva

Ampliación de casas cuevas básicas.

Dibujo 7 (alzado).

             Más emparentadas con las viviendas aborígenes, las cuevas abundaban y aún quedan escasos ejemplares abandonados con su forma original, ya que la mayoría han sido transformadas de tal manera que han quedado sepultadas detrás de los habituales cajones de cemento, adornados de bidones, cables y trastos. Dadas las circunstancias del progreso, es normal que esto llegara a ocurrir, pero se echa de menos que no se conserven o se permita recuperar, a modo de museo, algunos poblados trogloditas, que darían una atractiva estampa a los deteriorados campos canarios, siendo además un incentivo más para el ansiado turismo rural.

 

             El modelo básico de la cueva se corresponde mucho con el de la casa habitación en cuanto al número y uso de sus estancias. Normalmente se aprovechan los pies de riscos, cuando aflora un estrato de arenisca o atoba, frecuentemente bajo paredes de basalto. Los poblados, como los de Acusa o El Hornillo, en Gran Canaria, se alinean siguiendo la base, por donde discurre un camino.

 

               Pero también se encuentran aisladas en promontorios de terrenos adecuados para poder perforar las oquedades que dan lugar a las habitaciones, pocas veces incomunicadas interiormente. Cada una  dispone de una entrada, la cual queda enlazada con las demás mediante incipientes pasillos o patios, que muchas veces sirven de paso a otras casas cuevas.

 

               Antes de que fuera desfigurada tuve la oportunidad de examinar esta cueva rústica deshabitada, que descubrí en lo más alto de una ladera con vista a un barranquillo. La estructura normal de este tipo de cuevas se asemeja a la que muestra el dibujo siguiente, una sección del terreno donde fue excavada.

 

Dibujo 7 (planta).

        A un nivel más alto se ubica la alcoba, usada también como recibidor y sala, cuando el tiempo impide reunirse en el patio. Dentro, con una distribución que recuerda mucho a la casa de piedras nativa, se añaden pequeños espacios para camas y otros usos. Un pequeño pórtico, también excavado en la roca, es el lugar preferido para dar cabida y resguardar un banco. No falta la destiladera empotrada en la pared, en el lado que da la sombra y cerca de la puerta principal.

    A un nivel ligeramente inferior, a la izquierda, se ha perforado la cocina comedor y un horno. Fuera queda el fregadero de roca.

         Debajo, como si se tratara de una planta inferior, se ha escavado una cueva para usos agrícolas o ganado. Y a la derecha, casi al nivel de la alcoba, otro habitáculo auxiliar.

         Estas son las características de este tipo de casa habitación, muy sencilla, pero con la ventaja de disponer de calefacción y refrigeración garantizadas todo el año.

Plano de planta de cuevas básicas.
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