Galerías cubiertas en casas terreras
Antes de entrar a reseñar las casas de dos plantas interesa primero aclarar las diferencias más notables que se dan en esos pasillos exteriores cubiertos de casas terreras que, junto con los corredores en casas de dos plantas, han llegado a constituir un signo de distinción en la construcción canaria, aunque provenga de costumbres aportadas por inmigrantes del primer siglo de la colonización.

Dibujo 56.
Cuando se habla de colgadizo o "colgaizo", en la tradición isleña se refiere más al sencillo parapeto postizo o cobertizo inclinado que cubre puertas y pasillos exteriores y suelen estar a un nivel algo más bajo que el tejado. El "corredor", sin embargo, hace referencia a la típica galería ancha y cubierta, que normalmente comparte el mismo tejado de la casa, sostenida entre la pared frontal y pilares de madera.
Debajo un ejemplo de corredor resguardado por pretil, donde se apoyan los pilares de madera que sostiene la prolongación del tejado de la casa. Este pasillo cubierto caracteriza a muchas casas terreras, aunque adquiere mayor vistosidad en casas de dos plantas (capítulos siguientes). De este modo queda protegida la comunicación entre las distintas habitaciones y es también aprovechado como estancia, lugar muy apreciado por sus residentes. Situada en una ladera que desciende hacia el lecho de un valle, en este particular y bello ejemplo de casa cubierta a cuatro aguas se ha pretendido cobijar el frente lineal abierto al campo. Para abrigar más aún el corredor se suelen prolongar los muros laterales o bien las habitaciones de los extremos, que en esta ocasión están dispuestas en "L" o en "U", según se interprete.
Dibujo 57.

Dibujo 58.
Modelo de corredor amplio, abrigado por la prolongación de sus dos muros laterales. Aquí se observa una galería abierta frente a un patio cerrado entre los módulos principales adosados en "L" y el pretil que remata el muro de contención de piedras, a modo de terraza sobre el terreno. Este espacio garantiza la intimidad de la convivencia familiar. El módulo adosado en L (primer plano) también tiene entrada directa desde el corredor. Fuera, al fondo, ha sido añadido otro cuarto para almacenaje y aperos.
Esta modalidad abundaba bastante en los campos montañosos y húmedos de Canarias, antes de que desaparecieran dentro de cubículos de bloques, que se pusieron de moda.

Dibujo 59.
Ahora un ejemplo en L muy común en las vegas de medianías. Este singular soportal protegido por los flancos, cubre la necesidad de resguardar la zona de paso entre habitaciones, sirviendo a su vez de antesala de la vivienda, a la que se le da diversos usos prácticos. Hoy día este conjunto abierto tan acogedor y que visto así en dibujo sugiere tantos gratos recuerdos, ha sido desfigurado, engullido por una serie de reformas que la han convertido en algo que no es ni tradicional ni moderno. El corredor es ahora una azotea con pretil añadido y la habitación adosada en L para cocina es una especie de chabola repleta de bidones multicolores.
El dibujo que se expone a continuación pertenece a un conjunto de casa y "alpendre". De forma parecida el corredor queda abrigado entre el muro lateral de la izquierda y el cuarto auxiliar de la derecha. El alpendre es del tipo cerrado con dos amplias puertas. En el capítulo destinado al módulo básico se vieron dos ejemplos de pequeñas gañanías, para estabular una o dos vacas y algún otro animal. Ahora se trata de un establo de mayor amplitud, para un mayor número de animales, que tiene un pasillo interior detrás del pesebre, con el fin de facilitar el suministro de forraje. Se accede por el pequeño cuarto de aperos arrimado al muro lateral.
Dibujo 60.


Dibujo 61.
Una vista lateral exterior de módulos paralelos con cancela directa al patio interior y ventana abierta en el corredor. Se aprecia la curvatura típica del tejado. Estos perfiles laterales de casas de una sola planta con tejado a dos aguas, prolongan una de las vertientes para cubrir por la cara interior el amplio corredor, una estampa muy frecuente en el norte de Gran Canaria.
Debajo un modelo parecido al anterior. Esta vez el acceso es directo al corredor, pero lo peculiar de esta casa es que se trata de una distribución de módulos en formación irregular, como se vio en el capítulo de las casas en paralelo e irregulares, dibujo 39. Los módulos encierran un patio más reducido e íntimo. He visto este tipo incluso en el interior de algunos pueblos, actualmente engullidos por los modernos planes urbanísticos. .
Dibujo 62.


Dibujo 63.
Fachada cubierta en carretera. Muchas veces se veían al borde de carreteras estas curiosas galerías, donde la familia se agazapaba, sentada en bancos de mampostería para descansar y curiosear al mismo tiempo y para alternar con vecinos y vendedores ambulantes. Detrás la habitual formación de habitaciones en paralelo o en "U".
Se incluye en este capítulo dedicado a corredores un caso típico de gañanía.
Me resulta agraciado este diseño, ya que por su aspecto puede confundirse a distancia con una vivienda de corredor, aunque si se observa lateralmente se aprecia que el techo no se prolonga más hacia uno de los lados, sino que a todo el módulo en sí le falta una pared. Realmente es un módulo básico amplio y abierto por el frente, sostenido con columnas y viga de madera, concebido exclusivamente para estabular animales, especialmente vacas. Era habitual que todo agricultor tuviera algunas vacas, aprovechando la abundancia de forraje, siéndole útil además para arar, producir estiércol y complementar sus ingresos vendiendo la leche que no consumía la familia.
Dibujo 64.

No todos los establos eran tan completos y muchas veces se trataba de simples módulos aislados cercanos a una vivienda, como muestra el dibujo 60. Uno de los módulos está dedicado a almacenar la paja o pasto seco (pajares), además de aperos agrícolas y otros utensilios. Aparenta ser de dos plantas, pero en realidad se trata de una sola planta con tejado muy alto. La puerta situada a un nivel superior del suelo permitía rellenar de paja desde la era. Dispone también de cuevas amplias para más ganado, como mulas, becerros, etc., así como de tanqueta de agua como abrevadero y un estercolero amurallado.
Consideraciones sobre los ALPENDRES O GAYANÍAS
Abundaban los establos diseminados en el paisaje y se confundían muchas veces con las viviendas. Apenas se pueden reconocer si no se tienen en cuenta sus diferencias.
La estructura se ajusta a parecidos esquemas de las viviendas, que van desde las simples chozas con techumbre de paja o cuevas amuralladas, hasta espaciosas naves con todos sus complementos. Pero se distinguen porque suelen ser de plantas más cuadradas que rectangulares y techadas a un agua, aunque también las había a dos aguas. No se alargan en línea, a no ser que se trate de vaquerías grandes para la explotación del ganado.
Casi siempre son de piedra seca sin argamasa, sin revocar, y las entradas son más anchas, para facilitar las labores de tránsito de animales, forrajes, limpieza del estiércol, etc. Los dibujos han mostrado alpendres con una o más puertas anchas o totalmente abiertos al frente, sostenida la techumbre sólo por vigas de madera que descansan sobre pies derechos, todos rústicos, de palos sin labrar. Puede haber otra entrada lateral de acceso al pasillo que recorre el pesebre por detrás.